lunes, 9 de diciembre de 2013

EL OLIVO...

 Arbol de aparente debilidad, con un tronco nada uniforme y de aspecto de ser quebradizo facil, con ramas nada fuertes y flexibles y numerosas hojas pequeñas y finas de verde poco intenso, aunque en bgran cantidad, y que da un fruto muy valioso de nombre aceituna. Aceituna de la cuál se extrae el aceite, ese precioso liquido color oro en cualquiera de sus variedades dependiendo de los grados de este. Pero yo quiero hablar del olivo, no de las aceitunas, ni de su zumo, si no del olivo como arbol. Como dije antes arbol de aparente debilidad, pero que año a año demuestra lo duro y fuerte que es y lo necesario para nosotros que es. De momento le retiran sus frutos casi con las primeras heladas a eso de finales de noviembre principios de diciembre. Paradojas de la vida el olivo y mas concretamente sus ramas son simbolo de paz, ya en la antigua Roma y Grecia se utilizaba para entregarsela a los ejércitos de otros paises como simbolo de paz. En la biblia el significado para los catolicos según la historia de Noe y el diluvio era que las aguas estaban retrocediendo ya que apareció una paloma con una rama de olivo en el pico en el arca. Pero su simbología por excelencia es paz, de ahí que muchos paises la incluyan en sus escudos y respectivas banderas. Pero el olivo como tal, pienso que es uno de los seres vivos y mas concretamente de los arboles frutales mas sufridos de la tierra, si pudiera quejarse, pienso que lo haría muy pero que muy airadamente, ya que año tras año es apaleado, y torturado, pero ahí sigue dando sus frutos sin quejarse, sin protestar, fiel a su cita. Su fruto no solo sirve para sacar ese preciado liquido por el hombre llamado aceite, si no que también nos comemos ese fruto generalmente como aperitivo en cualquiera de las muchísimas variedades que existen hoy en dia, o incluso como condimento o complemento de comidas. Pero año a año para retirarle y desprenderle de sus frutos, esos a los que ha mimado y cuidado como si de sus hijos se tratase recibe cuando llega la fecha por parte del hombre un severo castigo de multitud de palazos de un palo muy largo y fino generalmente de poco peso y flexible por toda su copa y por cada una de sus ramas para hacer caer al suelo cubierto de mantas sus aceitunas que luego recoge el hombre y selecciona dependiendo de su variedad para transformarlas en aceite o como aceitunas de mesa. Y asi año tras año. Pero salvo que la climatología se lo impida llega fiel a su cita recuperandose de un año a otro y recompensandonos y premiandonos con sus magnificos frutos. Asi es el olivo.

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